Mi sobrino Rafa me ha vuelto a regalar una receta para el blog. Así que le debéis a él éste pequeño atisbo de actividad del blog. Además tengo delito, llevo más de dos semanas con la receta y no he sido capaz de meterme en el blog para copiar la entrada. Ya me vale.
Rafa se adjudicó traer el postre a una cena familiar. Lamenté mucho haber comido tanto durante la cena, porque la tarta está exquisita como para embolia por sobredosis; pero es que lo demás también estaba tan rico... Qué cosa más buena, por favor!!! Además la base la hizo con unas galletas tipo Digestive con chocolate y naranja y el sabor del conjunto es espectacular. Gracias guapo. Ésta va por ti, claro!
Ingredientes:
- - 1 paquete de galletas tipo “Digestive” cubiertas de chocolate negro
- - 75g de mantequilla
- - 225g de chocolate negro
- - 400g de queso de untar (Philadelphia)
- - 100g de azúcar glas
- - 4 huevos
- - 300ml de nata líquida
- - 5 cucharadas de licor (ponche)
- - Fresas naturales
- - Mermelada de frambuesa
Preparación:
Ponemos el horno a precalentar a 160º. Engrasamos el molde
desmontable y colocamos papel de horno en el fondo, volvemos a engrasarlo.
Trituramos las galletas, es buena idea utilizar un robot de
cocina para que queden mejor. Derretimos la
mantequilla y la mezclamos con las
galletas trituradas. Extendemos la mezcla sobre la base del molde
apretando
para que quede compacto y lo guardamos en el frigorífico para que vaya enfriándose.
A continuación, ponemos el chocolate a fundir. Podemos
hacerlo al baño maría, con baño de vapor o directamente en un recipiente para
microondas, dándole un golpe de calor y dejando que termine de derretirse con
el calor residual. Después mezclamos el queso y el azúcar, si se hace en el
robot de antes queda mucho más fácil. Sin dejar de mover, añadimos los huevos,
la nata, el chocolate fundido y el licor. No hay que mover muy fuerte salvo que
sea necesario para que ligue bien.
Sacamos entonces el molde del frigorífico y vertemos la
mezcla.
Lo metemos en el horno y dejamos que hornee durante una
hora. Tras esto, sacamos el molde del horno. No hay que preocuparse porque no
esté cuajado, tiene que salir “temblando” aunque la superficie debe verse
“seca”. Tras dejar que se enfríe al aire, la guardamos en la nevera toda la
noche para que cuaje.
Hecho esto, desmoldamos y decoramos con fresas. Para
terminar, brocheamos con la mermelada caliente diluida para darle brillo.
Está tan rica y deliciosa como aparenta. No dejéis de hacerla.